Elegir a nuestro perro. Criterio de elección

Amican. Elegir a nuestro perro. Hotel Escuela Canina Asturias

 Quizás uno de los mayores retos a conseguir en el trabajo de Educación Canina sea, ayudar a integrar en nuestro pensamiento cuál debe ser el criterio de elección para incorporar un miembro canino a nuestro hogar.

Si el criterio de elección que seguimos para tomar nuestra decisión es en gran medida estético, nos podemos encontrar que en un futuro, no muy lejano, la relación que comenzó llenando una ilusión, signifique una auténtica desesperación para ambos, pudiendo aparecer en el perro todo un diverso abanico de comportamientos inadecuados, entrañando toda una serie de conflictos de convivencia.

Es entonces cuando, en el mejor de los casos, se opta por buscar un profesional, que nos de las guías necesarias para solucionar nuestros problemas. Si bien la mayoría de los casos se tratan, y tienen un buen pronóstico de solución, hay una parte de ellos donde no son compatibles las necesidades del perro en cuestión, con las características de su dueño, ya sea por circunstancias de vida, ya sea por perfil de caracteres.

Todos estos perjuicios tanto para nosotros como para el perro, que además suele llevarse la peor parte, se evitarían integrando un buen criterio de elección, según el cual tuviésemos en cuenta el carácter, las demandas tanto físicas, como mentales, como emocionales, del perro que vamos a elegir para ser nuestro  compañero a lo largo de su vida. En definitiva, seguir el criterio que nos hace ocuparnos en: ¿Quién eres Tu?, ¿Te voy a poder yo hacer feliz, y ser felices juntos?, ¿Somos entonces compatibles?.

Otra idea errónea es tomar la decisión de preferir un cachorro basándonos en el argumento de “es que quiero que se haga a mí”. Los perros tienen dos rasgos definitorios que desechan por completo este razonamiento, uno es que son animales neoténicos, lo cual quiere decir que conservan su capacidad de un permanente estado que no completa su total maduración.  Y otro, su capacidad de “plasticidad”, es decir, presentan una enorme capacidad adaptativa a un nuevo medio, lo que significa que continúan siendo  susceptibles de ser moldeables a través del aprendizaje.

En cambio, si debemos tener en cuenta que un cachorro va a necesitar muchísima más dedicación, tiempo, paciencia, actividad  y trabajo para conformar adecuadamente su educación, que un perro adulto. Este sería el razonamiento más  acertado a tener en cuenta, para fundamentar nuestro criterio.

¿Tamaño? Volvemos a encontrarnos ante esta pregunta con una idea extendida que deberíamos replantearnos. Ya que si bien se piensa que para tener en un piso no es adecuado un perro de tamaño grande, deberíamos considerar que el quid de la cuestión no es el tamaño en sí mismo, sino el carácter más o menos nervioso y las necesidades energéticas que presente, y si las mismas concuerdan o no con nuestro estilo de vida.

Se trata de una decisión que conlleva mucha responsabilidad, ya que los perros son directamente dependientes de nosotr@s, vayamos construyendo, pues, criterios acertados  que nos ayuden a enriquecernos eligiendo nuestro más especial compañer@ de vida.

 

En Amican te asesoramos.

 

 

 

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Comentarios: 1
  • #1

    wig (lunes, 24 febrero 2014 03:36)

    a enriquecernos eligiendo nuestro